Vida de perros

Ellos viven tanto que es imposible para mi llegar a saber cuanto, su longevidad es solo uno de los misterios que tienen, pareciera que habitan en una linea de tiempo distinta o bien en una realidad distinta. Por generaciones mi familia ha estado con ellos, desde que mi tatara-tatara-abuelo fue acogido y salvado, nosotros somos sus acompañantes. Me gusta pensar que somos buenos amigos, disfruto de las pequeñas cosas como saber que esta cerca o sentir su presencia desde antes que entre por la puerta, como su olor inconfundible entre todas las fragancias que trae consigo, como la magia de sus caricias recibidas o como el poder de su carácter firme y sin embargo, nunca levanto la mano ni a mi ni a ninguno de los míos.
Ellos viven tanto que es increíble imaginar cuanto habrán visto, cuanto habrán aprendido. A veces lo siento distinto, no tiene que insinuarme nada porque lo conozco de toda la vida, entonces voy y me acurruco a su lado, finge una indiferencia forzada pero termina aceptando un intercambio de caricias y suspira al infinito con ojos pensantes. Siempre fue misterioso, no logro comprender lo que piensa, es como un color que no puedo ver, solo puedo acompañarlo de la forma más leal a su lado porque juro que de alguna manera, sé que sentimos lo mismo.

Ahora soy viejo y tengo canas en mi cuerpo, cuando caminamos jadeo y me cuesta seguir el paso, sin embargo los inmortales siguen frescos. Su pelo y su piel, su aspecto entero sigue igual. Parece que el tiempo no los afecta pero he llegado a notar que no son del todo inmunes a los años; una serena arruga se propaga por su frente, se toma días enteros para estar conmigo y me susurra cuando estamos solos. Él ha estado conmigo desde siempre, en cada momento que lo necesite estuvo a mi lado, en las noches de tormentas o en las que hay ruidos muy fuertes que me asustan, siempre fue tan amable, debemos ser amigos supongo que después de tanto tiempo es como una compañía especial, no puedo ni imaginar mi vida sin ser su guardián.
Ellos viven tanto que es difícil ver como los afecta el tiempo, pero ahora lo noto en sus hijos, son mayores y ya no andan por la casa, cuando aparecen yo voy corriendo y saltando a ellos; como en mis buenos días pero ahora cada tanto tropiezo, mi cuerpo esta cansado. Siempre estuve seguro que le encantaba mi presencia pero ahora él parece preocupado, pasa largas horas mirando a la nada y pensando en todo, lo contemplo en silencio y me acurruco a su lado. 
Por generaciones pensamos que eran inmortales pero ahora lo entiendo, su vida es tan larga y tan densa, tan complicada y llena de preocupaciones. El final de una vida tan larga debe ser una tragedia, ha visto tanto ha vivido tanto, quiero estar con él hasta sus últimos momentos no pienso apartarme de su lado y su cálida mano acariciando mi lomo viejo que desprende bolas de pelo hace todo más difícil. Pero no voy a malgastar nuestros instantes en pena adelantada, todavía estamos juntos como siempre fue y como espero siga siendo.
Él es mi mejor amigo, busco mi correa para un último paseo al parque, los dos estamos viejos y cansados pero no va a negarse, siempre le encanto caminar descalzo por el pasto. Ahora yo lo espero y juntos caminamos, nuestra sombra se dibuja bajo el último sol del atardecer, daría mi vida entera porque él siga adelante cuando yo no este, porque sé que si fuera al revés yo simplemente no podría. 
Ser su amigo, ser su perro es lo mejor que me ha pasado, he dado mi vida entera a cuidarlo y amarlo, en respuesta siempre tuve de él su lado más humano y sincero. Ahora solo caminamos juntos por el parque, buscando un último árbol, siempre me gusto este parque porque es donde descansan mis padres y hermanos, cuando llegue mi hora estaré a su lado esperando ansioso, haciendo remolinos con mi cola hasta que llegue el día de volver a encontrarnos.