Padre Techno

Los sueños imposibles pronuncian mal el inglés

yo soy el que le robó el flow al pibito ese y al que mearon desde una estrella Pero lejos de espantarme de la lluvia dorada Abrí la boca par...

miércoles, 30 de agosto de 2017

Contra todo pronostico no fue una alucinación


Los síntomas de aquella mañana habían sido perfectos para no ser feliz. Tenia los ojos aplastados y la cara hinchada como si me hubieran cagado a patadas, la boca y la billetera secas como lengua de loro, el pelo alborotado y un aliento afrodisíaco para las moscas; y todo eso sin mencionar la resaca marca acme que me recordaba con ironía que sigo acá, insoportablemente vivo. Pero dejando de lado los mensajes subliminales y enfocándonos en lo que compete, aquella mañana era perfecta para empezar con el dedo en el gatillo y renunciar por fin mandando al carajo a cuanto imbécil bien peinado encontremos solo para prevenir que se aparezca luego tranzando gramos de esperanza (amigo ya te dije, sin balanza no hay trato) Sin embargo luego de coquetear con mis distintos estados de animo, mal que bien las cosas gradualmente mejoraron. Sobre todo porque después de la tormenta de la madrugada me desperté abrazado a su cintura y obvio que sus caderas de reloj de arena fueron el mástil al cual me amarre con todas las ganas de seguir despierto (que a mi juicio es más dulce que soñar cosas que nunca nos van a pasar) 

Es que para ser sincero, me sobraban algunos viernes por la noche y justo encontrarte como una magdalena sola y mojada a la salida de ese boliche de chetos me fue tan suficiente para robarte entre la lluvia frente a los escandalizados testigos y charcos como ojos en las veredas viejas y rotas hasta que al fin te toque y mi cuerpo todavía tenia la forma de tu abrazo. Algunos lo llamarían síndrome de estocolmo y a lo mejor tienen razón pero no toda la razón, para hacerla corta, como Dargelos algunas noches no soy tan difícil y vos estabas para recortarte de ese paisaje pseudo-bulo-caretón de esa inerte esquina mientras aguantaba la respiración como haciendo fuerza para que el sol no vuelva a salir nunca más. 

Contra todo pronostico no fue una alucinación por el alcohol en cantidades industriales con el que había tropezado ese día por ser el cumpleaños de mi mejor amigo (que bendición ser el segundo del cumpleañero porque te agarras una locura equivalente re de onda) Y las cumbias de malos amores no pudieron ahuyentarme a pesar de descargarme las pilas hasta el estado de transeúnte de las sombras, como Nosferatu me arrastre hasta afuera afuera. Y fue bajo el cielo que me escupía o lloviznaba el frió de agosto me hizo comprender que el glitter no es oro y una vez terminado el ágape, ya era hora de volver a mi casa con Venecia. Quien se hubiera imaginado que veintinueve minutos más tarde estaría, por decirlo con sutileza, en un valhalla de sabanas de circo; calcando la nueva realidad sobre algún vidrio de alguna ventana del alma (o sus ojos color marihuana) y aguantando todavía la respiración, centinela de su sonrisa me dedique a fanfarronear historias épicas o cuentitos chistosos de fracasos de goma. Con la certeza primitiva de que en cualquier día de estos, dios va a empezar a crear el mundo; y aprovecho el impulso para arrancar a contar hoy segundo a segundo los segundos que nos faltan por vivir.




viernes, 11 de agosto de 2017

Hola querés ser mi clonazepam?


Ni me acuerdo la ultima vez que di explicaciones, personalmente creo que es porque las personas que las merecen son las únicas que nunca las exigen. Y en algún punto entre la necesidad y el desinterés acampamos bajo el cielo, pero no este cielo sino otro privado, un pedacito de cielo nuestro en donde naturalmente llovizna porque a nosotros nos gustan los días nublados. Un amor a tercera vista no parecería merecer tanto espamento (estoy seguro que mi falta de anteojos o mi negligencia a usarlos fue lo que nos demoro un poco) La puntualidad es el ladrón del tiempo y peor nunca que tarde por eso antes de marcar tu numero mi mano se paseo por el lomo de mi gata, encontró un encendedor robado a quien sabe cual fulano y bailo enrolando un faso de celulosa sobre la tapa de La metafísica del amor y de la muerte de Schopenhauer. 

Era mi deber elegir con cuidado las primeras palabras, midiendo el terreno para dejar en claro las terceras intenciones pero tampoco yéndome de boca hasta tu boca y morir como mueren los peces; entonces ensaye "¿Hola querés ser mi clonazepam?" y mientras esperaba el veredicto, visto o respuesta inefable cinco o diez minutos prudentes más tarde me retrucaste con "tengo un vodka en la mochila". Es complicado encontrar alguien con quien verdaderamente uno pueda olvidarse de las horas y del lugar, abstraerse de la burda realidad y recortarse del momento como mis collages, a nosotros nadie nos toma asistencia pero estamos presentes cada viernes por la noche para gambetear la nostalgia en una jugada que termina con mi mano marcando tu numero (que nunca voy a saber de memoria) y más tarde acariciando tu cabeza recostada sobre mi regazo y después del silencio del amanecer, algún murmullo en la avenida, curiosas sensaciones de la vida, el sonido que hacen al moverse los gatos como compañía, aunque a veces nos duela recordar que cuando dios nos tira un hueso queda en nosotros demostrar si somos o no perros.