Padre Techno

Los sueños imposibles pronuncian mal el inglés

yo soy el que le robó el flow al pibito ese y al que mearon desde una estrella Pero lejos de espantarme de la lluvia dorada Abrí la boca par...

domingo, 28 de mayo de 2017

Todavía me acuerdo de eso que pensás que olvidé


Tengo un sentimiento gris azulado tan arraigado adentro al fondo a la derecha de mis sueños de pólvora, que dicen debería patentarlo para sacarle algún provecho más inteligente que solo volcarlo en palabras; pero nunca me gusto ponerle limite a mis emociones (quizás sea por eso que regreso cada cierto tiempo a ocupar mi lugar en la lona). Solo en un siglo tan vulgar como éste, en donde todo es tan virtual, se podría deformar una virtud como la empatia en un libro de quejas a mi mismo por haber creído que la gente si cambia.

Como matar una resaca de birra con vodka, tengo que admitir que mis soluciones suelen ser peores y los consuelos se los dejo al careta de turno que te saluda con la zurda y con la otra mano te acuesta. La última persona sincera que conocí fue Lucifer y me lo encontré en un after espectacular en donde todos eramos buenos amigos; pero el amor artificial y los serafines modernos con jeans negros no tardaron en empalagarse de buena onda. Al final no era para tanto che, ni que fuera que hubieran hecho algo como para estar tan perseguidos.

Tengo un sentimiento gris azulado tan convergente que es como una manguera en vertical o una fuente de la juventud del tercer mundo, corte amuleto, porque soy bastante supersticioso con estas cosas. Para ser franco; cuando me siento un poco salado no descanso hasta cruzar y mimosear a todos los gatos negros que encuentre, no es sino hasta después de romper por lo menos cinco espejos y abrir todos los paraguas bajo techo, que vuelvo a pensar sin congestiones.

Como borrar con una mano lo que escribiste con la otra, no suelo estar de acuerdo con lo que siento (esa debe ser mi maldición) no poder experimentar lo que si puedo expresar. Puedo embrujar pero no ser embrujado y si hablamos de gualichos, en realidad tengo uno solo, que aplico cuatro veces al día, todos los días: cada mañana ni bien me subo a un colectivo, tiro el boleto. Y si me preguntan que estoy pensando, jamás digo la verdad, porque en este presente tan burdo indelicado obsceno y público (en donde todo es motivo de chusma) la única manera de agregarle fantasía y misterio a la vida es coleccionando secretos.

Al fin y al cabo sos lo que elegís ser porque son nuestras acciones las que nos definen. Y por las dudas, todavía me acuerdo de eso que pensás olvidé, pero posta, no te persigas. Le estoy hablando a mi yo del futuro, como los tatuajes que uso como recordatorio de esos sentimientos que me reventaron el pecho. Esto va para quien lo necesite, después de todo no se puede ganar siempre y te digo un secreto: perder tampoco es tan heavy.




viernes, 5 de mayo de 2017

Tornasolado


 Hay días en que no soy más que una mueca al espejo, una sacada de lengua y una mirada bien fija de unas pupilas baldías, y me arremango para meterle manos al presente pero antes de que pueda empezar a hacer cualquier manualidad, suele surgirme como un eructo otro sentimiento, pensamiento y deseo gemelo que irónicamente contrasta con todo lo que hasta ahora venia proponiendo; entonces tengo ganas de hacer pedazos algo, cualquier cosa, un espejo, un plato, un iphone 7, o a mi mismo. No puedo pasar media hora sin que una delicadez de microbio me agite los rulos satánicos en una procesión de cúmulos de recuerdos coliflores y patitas de gato con alas de madrugada de abismos lunares.
 Llegado a ese punto, la cosa se pone jodida; cuando embadurnado hasta las orejas me encuentro rodeado de vocablos que son como los ecos de los otros (mis fantasmas de universos paralelos que confabulan el plan maestro para desquitarse por todo lo que nunca pudimos hacer). Por suerte, mis antídotos suelen ser altamente efectivos, por ejemplo colgar encima de mi cama una foto-recordatorio del día de mayor alegría en mi vida, generalmente disminuye los riesgos de un ataque terrorista a mi corazón tornasolado tan bobo y enfermo de latir. 
 Mi ex-ex-ex me dijo la primera-última vez que nos vimos: "Todavía me duele, cuando hay humedad la sonrisa que me amputaste hace dos años"; confundido, agregué: "corté nuestros hilos de miasma luminiscencia erótica de amors rígido y compacto para dejar salir el aire junto con las mariposas, necesitaba distenderme un poco... tampoco tanto che". Pero la cosa no llego a buen puerto cuando con pena reconocí, que no voy a poder realizar mis aspiraciones de recibirme de donante de órganos; ¿el motivo? sinceramente, mis entrañas viven en continuos cortocircuitos remendados con chicles e hilos encerados de colores que amarran un amasijo de flores y bichos alados, por eso creo saber que después de todo, tampoco seria una mala idea esperar la prostituta lluvia con una piels-epidermis de celulosa, entregar como ofrenda vikinga mis grises azulados secretos circundados, por lo menos hasta que algún día de estos el agua por fin se encuentre con mis cables pelados y con toda tranquilidad, enciendan de una buena vez mi polvo de hadas, mis sueños de pólvora.