Padre Techno

Los sueños imposibles pronuncian mal el inglés

yo soy el que le robó el flow al pibito ese y al que mearon desde una estrella Pero lejos de espantarme de la lluvia dorada Abrí la boca par...

viernes, 5 de mayo de 2017

Tornasolado


 Hay días en que no soy más que una mueca al espejo, una sacada de lengua y una mirada bien fija de unas pupilas baldías, y me arremango para meterle manos al presente pero antes de que pueda empezar a hacer cualquier manualidad, suele surgirme como un eructo otro sentimiento, pensamiento y deseo gemelo que irónicamente contrasta con todo lo que hasta ahora venia proponiendo; entonces tengo ganas de hacer pedazos algo, cualquier cosa, un espejo, un plato, un iphone 7, o a mi mismo. No puedo pasar media hora sin que una delicadez de microbio me agite los rulos satánicos en una procesión de cúmulos de recuerdos coliflores y patitas de gato con alas de madrugada de abismos lunares.
 Llegado a ese punto, la cosa se pone jodida; cuando embadurnado hasta las orejas me encuentro rodeado de vocablos que son como los ecos de los otros (mis fantasmas de universos paralelos que confabulan el plan maestro para desquitarse por todo lo que nunca pudimos hacer). Por suerte, mis antídotos suelen ser altamente efectivos, por ejemplo colgar encima de mi cama una foto-recordatorio del día de mayor alegría en mi vida, generalmente disminuye los riesgos de un ataque terrorista a mi corazón tornasolado tan bobo y enfermo de latir. 
 Mi ex-ex-ex me dijo la primera-última vez que nos vimos: "Todavía me duele, cuando hay humedad la sonrisa que me amputaste hace dos años"; confundido, agregué: "corté nuestros hilos de miasma luminiscencia erótica de amors rígido y compacto para dejar salir el aire junto con las mariposas, necesitaba distenderme un poco... tampoco tanto che". Pero la cosa no llego a buen puerto cuando con pena reconocí, que no voy a poder realizar mis aspiraciones de recibirme de donante de órganos; ¿el motivo? sinceramente, mis entrañas viven en continuos cortocircuitos remendados con chicles e hilos encerados de colores que amarran un amasijo de flores y bichos alados, por eso creo saber que después de todo, tampoco seria una mala idea esperar la prostituta lluvia con una piels-epidermis de celulosa, entregar como ofrenda vikinga mis grises azulados secretos circundados, por lo menos hasta que algún día de estos el agua por fin se encuentre con mis cables pelados y con toda tranquilidad, enciendan de una buena vez mi polvo de hadas, mis sueños de pólvora.






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