Padre Techno

Los sueños imposibles pronuncian mal el inglés

yo soy el que le robó el flow al pibito ese y al que mearon desde una estrella Pero lejos de espantarme de la lluvia dorada Abrí la boca par...

domingo, 6 de mayo de 2018

Famous last trick


Organizar una expedición mediante la ilimitada imaginación humana hacia el abismo abstracto que esta en el fondo de todas las cosas, un viaje ultramarino hasta el inframundo del extremo vació desmedido. Enfrentar ulisiacas adversidades, napoleónicas derrotas, dantescas ferocidades en cada momento del descenso en capas de oscuridad. Volverse parte de la sombras que doblan las esquina, permitirse el descaro de dominar la ausencia de luz, naturalizar las penumbras del ser para desenmascarar las horrendas verdades del espíritu. Ser parcial en los contratiempos y paciente en las novedades, encontrar cada noche una plegaria para nadie y tener un plan de reserva para el día que nos levantemos y seamos la ultima persona cuerda. Llorar a cara descubierta o de memoria, reír por y para nosotros mismos. Cuestionarse el porque de las sensaciones, pensar con las emociones y sentir con el pensamiento para separar las dos experiencias siamesas de cada vida: las experiencias particulares y las universales. Ambas una sola cosa presa de nuestra perspectiva singular de la realidad que irremediablemente hace énfasis en las casualidades circunstanciales que más fuerte nos marcaron; pero a pesar de las posibles variables, todos seguramente narraríamos el mismo informe: la noche eyacula al día que todo lo ilumina, el cielo brilla los ríos corren para arriba, salvajes los animales en el estado natural del ser. Las estrellas mantienen su distancia indiferentes a la imperfecta comedia de la vida que se acorta si contamos los días, ademas las palabras como "para siempre" los mortales las tienen prohibidas.

Es por esto que es terriblemente necesaria una visión particular para identificar aquello que vale la pena ser nombrado, y no es necesario viajar a la China para sentirse atravesado por un ocaso pues "por más alto que subamos o mas bajo que descendamos nunca salimos de nuestras propias sensaciones, jamas desembarcamos de nosotros mismos" Incluso en la cima de los Andes voy a seguir siendo esclavo de mi propia altura individual sin importar los muchos metros sobre los que me encuentre parado, somos rehenes de un cuerpo físico que puede (y muchas veces lo hace) quebrar la mente y con ella detener todas las posibilidades de nuestro escape.

Organizar una expedición mediante la ilimitada imaginación humana hacia el inexacto vació que descansa en el fondo de todas las cosas, vivir mil realidades en un cuarto de hora y regresar entero o a pedazos después de ver al abismo a los ojos y que nos haya devuelto la mirada. Saber que nada podremos aprender sabiendo porque saber no es lo mismo que comprender y habiéndolo entendido todo, aún dudar y si alguien nos pregunta, parafrasear omnia fui nihil expedit - ya lo fui todo y nada vale la pena. Que nos den vuelta y de cabeza empujemos con los pies el cielo para alejarnos del firmamento. Este, mi truco final, promete ser un grandioso plan de escape y lo más grosero de las salidas de emergencia es que todos tienen al menos una, pero nadie tiene una como esta. Mi estrategia no es ser feliz porque esa es una maniobra demasiado vulgar y gastada, la ruta termina en una simple proeza y todo muere en mi, incluso la posibilidad de escapar y el acto se cierra sobre si mismo en un aplauso que tiene la calma de conocer su final. Extiendo los brazos con ganas de cambiar el universo pero no tengo manos con que trabajarlo, me encuentro solo porque no estoy en el mundo, yo soy el mundo.