Padre Techno

Los sueños imposibles pronuncian mal el inglés

yo soy el que le robó el flow al pibito ese y al que mearon desde una estrella Pero lejos de espantarme de la lluvia dorada Abrí la boca par...

miércoles, 3 de agosto de 2016

Cuento I: La melancolia del sauce

Ágil con las manos, mezcla sin mirar los naipes de la baraja española, los que tienen la espalda rosa color vino tinto con triángulos celestes, esos desgastados de tantos juegos y tanto tiempo. Sentado con las piernas abiertas y la espalda recostada en su silleta deshilachada. La pava caliente se posa en una mesita circular a la altura de las rodillas, color caoba con cuatro clavos prominentes y bamboleante sostiene el mate de guampa de toro.
Su mente esta ausente, como existiendo en una realidad paralela en donde él no esta sentado, sudando por adentro, apretando sus sentimientos. La preocupación aumenta gradualmente como el sonido de una gotera en una habitación sin muebles. Mira su reloj y solo han pasado treinta segundos, es como si la unidad de medida del tiempo en sus pensamientos fuera densa y prolongada, se imagina vidas enteras entre parpadeos. Piensa en que ayer a esta hora si se lo contaban no hubiera ni escuchado, estaba muy ocupado planeando el viaje.

Hace veinticuatro horas atrás pensaba que no tenia mucha gente que informar de su partida pero quería despedirseEstaba muy emocionado por conocer finalmente a su bisnieto, varón encima. Para él la familia y los amigos son las cosas mas importantes de la vida, las personas especiales para uno; por eso deja Mercedes, su pueblo Paybure, y con un "pintadito" dice adiós. Como despedía del lugar, poco le importaba que la cantina este vacía. Su silueta era lo único que llenaba la barra iluminada por el foco que pintaba todo de un amarillo que lejos de hacer cálido el lugar, resaltaba lo lúgubre de la pista desolada. Y cuando una conciencia parecía consumirse en la bruma caliente del aire húmedo, un escalofrió hace aclarar la garganta y agudizar el oído. Se da la vuelta sin mostrar ninguna expresión en su semblante taciturno y rígido, piel curtida por el sol con ojos fuertes y firmes. Ladea un poco la cabeza y percibe que una nueva presencia va entrando en zancadas que cortan el peso de la noche, un bamboleo de bombachas oscuras apretadas por una faja adornada con monedas de plata. Un sombrero negro sin detalles y un poncho también negro,"parecía el carau el tipo" mientras se abría paso lento y oscuro como las noches sin luna en el campo.
El hombre toma asiento, pide caña y se la toma de un trago. Tomas lo observa sin permitirse impresionar, enciende un cigarrillo de tabaco. Las luces titilan cautas, el aire se asfixia con el humo que ahoga la atmósfera cuando el desconocido súbitamente dice: Tomas De Quinciana.
Y cuando sus ojos marrones color miel cálidos chocan con la mirada despedazada por los manotazos de ahogados de mil vidas, Tomas entendió, a la primera, sin ayuda de nadie; él ágil de mente y rápido para cazar siempre todo al vuelo de la primera impresión. Como se sabe en estos casos, es bravo decir algo que no sobre, entonces probo: 
-Chuso, para los amigos
El tipo masco una especie de mueca, y dijo:
-Yo soy buen amigo tuyo... Chuso.
Tomas, bicho de pueblo, sabia que el mundo es un pañuelo, y siguiéndole el juego contesto:
-En buena noche nos vinimos en encontrar, me estoy yendo de mis pagos.
-Ya se que te vas, yo te vine a buscar.
Esa ultima frase dejo un eco resonando e interesado replegó:
-¿Y se puede saber para qué?
Y la sonrisa de la muerte se volvió evidente cuando con bellos dientes y aguantando la risa comento:
-Nos vamos Tomas, se te termino el tiempo.
Y supo de inmediato que no era una broma, su intuición de gaucho le decía que en el fondo algo de verdad había, un tipo como él, cuerpo de viejo y mente de viejo, curtido por los años, ojos llenos de monte y noches como sabanas de estrellas. Él que tanto había cabalgado y amado esa llanura interminable de esteros y animales, lagunas como espejos y ojos como charcos. Satisfecho pisaba sus sesenta y pico de años, pero le faltaba aún algo, porque había jurado el día que se entero que Francisco tuvo un hijo, el día que se entero que iba a ser bisabuelo. Había pedido al gauchito gil que lo dejara conocer a todos sus nietos antes de morir y confiaba en su buena estrella. "Yo nací bajo la cruz del sur, estas estrellas me cuidan la espalda y acompañan los pasos sobre la tierra".
Entonces, firme repuso:
-Si me ganas un partido de truco, me voy sin pretextos ni vueltas.
Y a la muerte como siempre tan loca le gusto, y sin apurarse pregunto ambiciosa:
-¿Y por qué debería aceptar? Esto es prolongar lo inevitable, tu vida es una vela con poca cera.
Tomas, elocuente con las palabras, no se achico, es más, alegre de entrar en debate, replico:
-Bien sabrás que soy el mejor jugador de truco del pueblo, puedo pecar de vanidoso y decir que soy el mejor del Litoral, sin mentir soy el mejor que conozco, y si hay alguien que conoce mucho de todo soy yo. Nadie ha tenido tantos trabajos y tan variados como yo, no diré que soy primero de Mayo, pero las jornadas de sol a sol adjuntadas a mi lomo son prueba y testimonio de que nadie puede decir de mi que soy un haragán. Así también he tenido cancha y campo para demostrar quien soy, pues El chuso no me dicen por decir señor, usted no dejara pasar mansa oportunidad de enfrentar a un buen rival y ponerle emoción a su rutina de llantos y pataleos, aquí hay enfrentamiento y duelo, algo en juego, vida a su muerte, señor.
La muerte, chocha, apretó los dientes y acepto, decidió las condiciones del juego:
"A siete, de corrido. Sin Flor, Tapa una tapa todas"
El chuso eligió el horario, "mañana al atardecer"
El lugar, fue de mutuo acuerdo, justo frente a su rancho, frente la puesta del sol, bajo los sauces llorones y el canto de las chicharras. Desde ese momento de la noche no pudo pensar en otra cosa, se sentía afinado como una guitarra y jugado, re contra jugado, ansioso como una pava al fuego.



2 comentarios:

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  2. justo frente a su rancho, frente la puesta del sol, bajo los sauces llorones y el canto de las chicharras.
    Lindo recuerdo

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